Te gustaría aprovechar mejor tu tiempo, llevar una vida más relajada y plena. Pero, en cambio, cuando te das cuenta estás pegada al móvil viendo vídeos de YouTube o dando likes en Instagram. El estilo de vida capitalista nos lleva a vivir de una manera que nos impide avanzar en lo que es importante para nosotras.
Lo peor es que eso muchas veces nos lleva a creer que no puedes, no vales o no eres lo suficiente buena. Pero en cambio, tu problema es que has ido creando una serie de hábitos improductivos que consumen por completo tu «Yo diario».
Imagina que el «Yo diario» es una botella de agua que rellenas por la noche mientras duermes. Ese agua deberías utilizarlo para hidratarte a lo largo del día. En cambio, cada vez que miras el correo electrónico, las redes sociales, la TV,… tiras un poco al suelo. Si continúas así durante todo el día, puede que termines sin agua y deshidratada.
Te voy a contar ahora los 5 hábitos más frecuentes que te están haciendo perder el tiempo y que te pueden estar paralizando.
Contenido
Los 5 hábitos que hacen perder el tiempo
#1 Vivir en la urgencia o en modo apagafuegos.
Empiezas el día, miras el correo electrónico y está lleno de «marrones». Comienzas a quitar «mierda» y cada vez que te deshaces de uno aparecen otros dos o tres más. Llamadas de teléfono, más correos, tu jefa, un compañero… Y cuando te quieres dar cuenta, ya es la hora de comer.
Lo peor de todo, es que hoy tenías que preparar una presentación para mañana y todavía está sin hacer. Piensas: «de tarde me pongo con ella».
Después de comer, continúas un rato más limpiando el correo y cuando te das cuenta ya son las 16:30. En una hora termina tu jornada, pero la presentación todavía está sin empezar. Sabes que otra vez más saldrás a la mil para terminar la presentación. Y piensas: «no me da la vida».
Quizás esto exactamente no te ha pasado nunca, pero si cambias algunos sustantivos, el resultado seguro que es el mismo.
En definitiva, tienes el hábito de vivir en lo urgente y eso te hace perder el tiempo.
Y vivir en esa urgencia, te consume, quema y agota. Además, si no te dedicas a lo importante, con el tiempo llegará a ser urgente. Por lo que, lo urgente irá creciendo.
«EL SER HUMANO SACRIFICA SU SALUD PARA PODER GANAR DINERO. Y LUEGO SACRIFICA SU DINERO PARA PODER RECUPERAR SU SALUD»
Dalái Lama
Solución
Comienza el día realizando las tareas que son importantes para ti. Las urgencias de otros llegarán, pero tú ya tendrás tus deberes hechos.
Como te decía en este otro post, define tus tres rocas del día y enfócate en ellas hasta terminarlas
#2 La procrastinación.
Seguro que te pasa que hay algunas tareas que de manera recurrente vas dejando en la lista de «Hacer».
Ya las has visto tantas veces que piensas que no las haces porque les has cogido cariño.
Pero realmente, el dejar de hacerlas genera en ti un efecto negativo. Empiezas a creer que eres perezosa, vaga, que no puedes…
Y lo peor de otro es que la mayoría de las veces no tiene nada que ver con eso. Es cuestión de tienes el hábito de no redactar bien las tareas que van a tu lista de «Hacer». Y eso te lleva a tener auténticos «muertos».
Solución
El cerebro es un yonki de las recompensas y le encanta las tareas que puedes dar por realizadas (tachar). Como dice José Miguel Bolivar, la «tachabilidad» de una tarea facilita mucho su realización.
¿Y esa tachabilidad quién la marca? Puedes pensar que la tarea en sí, pero no. La marcamos nosotros a la hora de definirla.
Adquirir el hábito de definir las tareas de una manera que sean mucho más apetecibles es una forma de evita caer en la procrastinación.
#3 No gestionar las interrupciones.
Tener el hábito de estar siempre con el móvil con sonido y todas las notificaciones activadas, la pestaña del correo electrónico abierta (e incluso con notificación de cada correo que te llega), no decir a tus compañeros de trabajo o familia para que no te molesten a determinadas horas,… Son factores que hacen que tires tu energía vital por el desagüe.
Cada vez que sufres una interrupción, necesitas consumir energía y tiempo para volver al nivel de enfoque en el que estabas.
Porque aunque creas que las interrupciones solo te afectan el tiempo que duran, no es ni de lejos así. El cerebro tarda en volver a «cargar el contexto» en el que estaba antes de la interrupción.
Solución
La proactividad es clave en este aspecto. Tomar medidas preventivas es lo que te protegerá de interrupciones indeseadas.
Deshabilita todas las alertas del móvil u ordenador. Usa los modos no molestar.
Antes de empezar con tu siguiente tarea, elimina toda distracción posible. Realizarás tus tareas de una manera más rápida y con mayor calidad.
#4 Ir con prisa a todos lados (estrés).
Tener la agenda tan apretada que casi tienes que comer de pie e ir corriendo a todos lados hace que sufras un desgaste tremendo.
Tarde o temprano tendrás que parar.
Y como dice Antonio Blay: «Lo que no aprendemos por discernimiento, lo aprendemos por sufrimiento». Tú eliges.
Hacer nada, es mejor que estar ocupado haciendo nada.
Lao Tse
Solución
Comienza a introducir momentos de no hacer nada en tu día. Aprende a parar mediante técnicas de relajación como el Mindfulness o atención plena.
Entrenarnos a parar nos hace recuperar la libertad de responder y no vivir reaccionando a todos lo que nos llegue. Y digo entrenarnos, porque es un proceso que requiere practicar, practicar y practicar.
Aquí debajo tienes un audio de 6 minutos para que puedas comenzar a probar los efectos de la meditación.
#5 Decir que «sí» a todo.
Es un mal muy extendido, no saber decir que «no» a las peticiones de otras personas.
Puede que ya seas consciente de que aceptas todo lo que te proponen, pero igual no te has dado cuenta es de que siempre que dices que «sí» dices «no» a otra cosa. Y lo malo es caer en decirnos siempre «no» a ti.
Cuando decimos que «SÍ» estamos diciendo de manera indirecta «NO» a otra cosa. ¿Siempre te dices que «NO» a ti? Es momento de cambiar esta situació… Share on XNo obstante, la consecuencia natural de esto es que «no» ya lo sabes decir. Ahora solo falta hacerlo en el sentido que te interese. Ya que, decir que «sí» a todo te hace vivir en modo apagafuegos, procrastinar, con prisa y con interrupciones.
Solución
Te propongo practicar un cambio de paradigma que te reprograme de tal manera de que tu respuesta automática (como se dice en informática «by default») sea «no».
¿Cómo? pues aunque suene de perogrullo, entrenandote a decir que «no». Prueba durante un tiempo (o el resto de tu vida) a decir «no» de primeras a toda propuesta que te hagan. Obviamente, siempre que tu vida, la de otros o tu trabajo no estén en juego.
Después de haber dicho que «no», piénsatelo y si te interesa cambia de opinión. Ya verás como te vas a librar de muchos compromisos indeseados que están consumiendo tu tiempo.
Y ahora…
…es momento de que te pares a reflexionar e identifiques cuáles de estos hábitos te están haciendo perder el tiempo.
¿Detectas algún otro hábito que te esté limitando y que no haya comentado? Sigamos la conversación abajo en los comentarios…
Foto de portada: Ben White on Unsplash.
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