¿Qué es la OBSOLESCENCIA PROGRAMADA? Descubrirlo te hará un consumidor más consciente

por Abr 12, 2020Acción ECO

La obsolescencia programada es una práctica que está tan integrada que está en nuestras vidas muchas veces pasa desapercibida. Tanto es así que la mayoría de consumidores no saben de su existencia. En cambio, los fabricantes y la industria sí que la tienen muy presente en el diseño de sus dispositivos, aparatos o incluso software.

En este artículo vas a descubrir, qué es, por qué existe, cuáles son sus efectos en las personas y el medio ambiente y lo más importante qué puedes hacer para evitarla.

Contenido

Qué es la obsolescencia programada

Consisten en acortar de manera intencionada la vida útil de los productos para que sea necesario cambiarlos por uno nuevo. Y no solo queda ahí, también cuando sentimos necesidad de comprar una camisa, un móvil o unas gafas porque las que tenemos están «desfasadas».

Me puedo imaginar tu cara si esto es la primera vez que lo escuchas.

Y si ahora te paras a pensarlo, seguro que te suena la frase: «no merece la pena que lo repares, te sale más barato uno nuevo». Pues bien, eso también es obsolescencia programada.

Pero para entender mejor esta estrategia del mal, te voy a contar un poco de historia para ver que en su momento no fue tan descabellado y que incluso tiene tenía sentido.

Hoy en día estas prácticas no deberían de existir, aunque para eso sería necesario un cambio muy profundo de paradigma económico y eso no interesa… No obstante, como te contaré al final, tú como consumidora tienes mucho que decir. Y no solo en las elecciones (cada 4 años o 6 meses).

Con la obsolescencia programada se fomenta el comprar, tirar, comprar. Aunque puedas pensar que no se puede hacer nada, tu tienes el poder de elegir lo que compras. Y tomando decisiones más conscientes el mundo se hace más… Clic para tuitear

Por qué surge la obsolescencia programada

Para entender cómo algo a priori tan macabro pudo llegar a implantarse es necesario remontarse unos años atrás. Y para eso vamos a empezar en la revolución industrial.

La revolución industrial

Por allá por el siglo XVIII fue se comenzó a mejorar la eficiencia de fabricación. Esa mejora fue permitiendo producir más, con un coste menor. Lo que se vio como una gran oportunidad de rentabilizar los negocios. No obstante, eso trajo consigo la necesidad de que hubiera personas dispuestas a comprar esa mayor producción.

El potencial de la producción era ilimitado, el límite estaba en los compradores. La bajada de los precios y la necesidad de aumentar el mercado hizo que se incluyese a la clase trabajadora como potenciales compradores. Y esto dio lugar a lo que se conoce como «la sociedad de consumo».

Aunque al principio parecía una solución a la falta de demanda, en realidad era un parche. Las mejoras en la producción hacían que las necesidades de consumo fueran cada vez mayores y si el consumo paraba el sistema colapsaba. Algo que a día de hoy sigue sucediendo. Si se deja de comprar, no era necesario producir tanto y si la producción bajaba el paro sube. Si sube el paro, las compras bajaban aún más y así hasta que el sistema «peta». Es una rueda viciosa. ¿Por eso como buenos ciudadanos tenemos que consumir ?

Las bombillas, las primeras víctimas de esta práctica

El «Cártel Phoebus» en 1924 creo un acuerdo entre los principales fabricantes de bombillas para controlar el mercado fijando unos criterios de «calidad». Entre esos criterios estaba la limitación de la duración de las bombillas: no podía superar las 1000 horas. Seguro que te suena ver hoy en día esa cifra en las cajas de bombillas.

Lo peor es que antes de ese acuerdo, los fabricantes se querían destacar por la calidad de sus productos. Y en la publicidad anunciaban más de esas 1000 h. Con el tiempo, esas cifras fueron bajando hasta llegar a las 1000 h.

Hay un dato curioso sobre una bombilla que lleva funcionando desde 1901 en Livermore. Si quieres tiene una webcam con la que la puedes ver en tiempo real: webcam bombilla Livermore.

Foto de la bombilla más longeva de la historia. Funcionando desde 1901.

La gran depresión y la expansión de la obsolescencia programada

Fue durante los años de la gran depresión donde en 1932 Bernard London propone por primera vez la obsolescencia programada como algo obligatorio para fomentar la estabilidad del sistema. Y fue después de la segunda guerra mundial cuando EE. UU. tras haberse convertido en la gran fábrica de abastecimiento y armamento para la guerra quiso mantener ese ritmo de producción.

Y en 1954, el diseñador Brooks Stevens, retomando la idea de London consiguió implantar la obsolescencia por desfase. Mediante nuevos diseños, más atractivos y el uso de la publicidad empezó a crear la cultura de: “deseo algo un poco más nuevo, un poco mejor y un poco antes de lo necesario”.

Desde entonces, convive con nosotros como algo natural. Algo que está tan arraigada que vemos normal, por ejemplo, los productos de un solo uso. ¿Qué hay más loco que beber 200 ml de agua en 10 segundos en un vaso que tendrá cientos de años de vida inútil?

Y aunque nos venden comodidad y modernidad, lo que nos están vendiendo es explotación y extinción; unos altos intereses que pagarán las generaciones futuras.

Tipos de obsolescencia programada

Consumo responsable en aparatos electrónicos para no generar tantos residuos o basura electrónica.
Photo by Arian Darvishi on Unsplash

Dependiendo de cómo se «programe» el fin de la vida del producto se dice que hay diferentes tipos de obsolescencia programada. Puede ser que, por ejemplo:

  • Funcional: una impresora deja de imprimir al llegar a un determinado número de copias.
  • Indirecta: un aparato se estropee y ya no se fabrican piezas o las piezas son desproporcionadamente caras.
  • Estética: Sientas el deseo de cambiar de chaqueta porque los colores ya no van a la moda.

Y así, podría seguir hasta un largo etcétera. No obstante, me gustaría hacer especial hincapié en un tipo: la obsolescencia ecológica.

La obsolescencia ecológica

Está muy relacionada con el Green Washing. Y consiste en incitar al consumidor a que siga consumiendo, pero en este caso, cambiando algo «viejo y contaminante» por algo «nuevo y ecológico». Aun cuando lo «viejo» es funcional. Lo preocupante es la tendencia creciente de consumo verde, que no lleva más que a seguir derrochando recursos.

Así que, si buscas llevar una vida más sostenible, primero exprime lo que tienes y deja que la obsolescencia haga su trabajo. Y cuando ya no se pueda reparar, entonces ahí, busca la opción más interesante.

Para llevar una vida más sostenible, primero exprime lo que tiene y deja que la obsolescencia programada haga su trabajo. Y no cambia algo viejo por el simple hecho de que hay algo nuevo más "ecológico".… Clic para tuitear

Te pongo algunos ejemplos:

  1. Cubiertos de bambú. ¿No puedes llevar los mismos que tienes en casa?
  2. Pajitas de cartón o de acero inoxidable. ¿Beber directamente del vaso no es una opción?
  3. Bastoncillos de un solo uso para limpiar los oídos. ¿Conoces el oriculi o el «meñiculi» (dedo meñique)?
  4. Luces led. No tardarán en fundirse las que tienes y ahí puedes pensar en sustituirlas. Al fin y al cabo, en casa no estás con la luz encendida todo el día y, si fuera así, puedes cambiar las de las zonas de más uso.
  5. Esponja de ducha. ¿Has probado a enjabonarte con la mano?

Recuerda: menos es más.

Cómo afecta esta práctica a las personas

Parece que la idea de producir cosas con fecha de caducidad para fomentar el empleo y el estado de «bienestar» no está mal, ¿verdad? No obstante, no todo lo que reluce es oro.

Por un lado, vivir con más bienes no implica que seamos más felices. Y así lo demuestra el estudio realizado por la universidad de Harvard durante 80 años sobre la felicidad. Lo que hace llevar una vida más feliz y saludable son las relaciones buenas y estrechas. Y no las posesiones materiales.

Y curiosamente, la obsolescencia programada nos aleja de la felicidad. Cuando más consumes, más dinero gastas. Y cuanto más dinero gastas, más horas trabajas. Y cuanto más trabajas, menos tiempo tienes para relacionarte. Y cuanto menos tiempo tienes para las relaciones, menos feliz eres.

Ciclo de vida del producto y su relación con la felicidad.

Aunque, este ritmo de compras frenéticas no solo nos lleva a nuestra propia infelicidad. Sino que este estilo de vida genera pobreza y explotación en otros lugares del mundo. Algo que considero tremendamente injusto y que no hace ningún bien a la humanidad.

Y qué efectos tiene sobre el medioambiente la obsolescencia programada

El modelo de «usar y tirar» o economía lineal se fundamenta en que el capital natural es ilimitado. Como se dice por Asturias «Ta to pago» (está todo pagado). Y esto, por allá por la época de la revolución industrial quizás podría creerse (o no pensar en ello). No obstante, hoy en día está más que claro que los recursos naturales son limitados y que los estamos agotando.

Existe un indicador ambiental llamado huella ecológica que nos dice cuánto por encima de las capacidades del planeta vivimos. En España, necesitaríamos los recursos de 2,3 planetas para seguir nuestro ritmo de vida. Y se trata de sentido común: consumir a un ritmo igual o inferior al que se generan los recursos.

El número de tierras que necesitamos para fabricar todo lo que consumimos va aumentando año tras año.
Footprint123 – CC BY-SA 4.0

Pero además, en este modelo basado en «comprar, tirar, comprar», se generan grandes cantidades de residuos. Que en vez de ser aprovechados, gran parte de ellos terminan en vertederos, incineradoras o pululando por ahí (mares, ríos, lagos, montañas, playas…). Y cómo ver basura no le gusta a nadie, y el ritmo de generación es tan grande, nos aprovechamos de otros países para que se «arreglen» con ella. Por ejemplo, uno de los mayores vertedero de electrónica del mundo lo puedes encontrar en Ghana. En donde el consumo de electrónica es mucho menor que el de Europa o Estados Unidos.

Vertedero electrónico en Ghana generado por el excesivo consumo de aparatos electrónicos y eléctricos.
Foto de Muntaka Chasant, CC BY-SA 4.0

Qué podemos hacer para combatir la obsolescencia programada

Bueno ahora que ya sabes lo qué es, su historia y el impacto que tiene para las personas y el medio ambiente. Me gustaría darte algunas ideas sobre cómo poder afrontarla.

#1 Aprovecha al máximo lo que tengas. Estira la vida útil de tus bienes actuales.

Como te comentaba antes, caer en la obsolescencia ecológica es muy fácil y tentador. Cuando empiezas a querer vivir de una manera más sostenible puedes querer eliminar todos los restos con el pasado. Pero eso no es lo más inteligente (ni ecológico). Mantén la calma y cultiva la paciencia.

Yo tardé muchos meses deshacerme, por ejemplo, del film transparente, bolsas de plástico, champús en bote y las decenas de productos de limpieza (aquí te cuento cómo limpiar la casa sin tóxicos y en modo zero waste). Pero lo considero algo necesario para no desperdiciar y ser coherente con el aprovechamiento de los recursos.

#2 Si hay algo que no usas y se puede seguir usando: regálalo/véndelo/dónalo

Antes de tirarlo al contenedor o llevarlo al punto limpio para su reciclaje. Si todavía se puede seguir usando regálalo o véndelo. Wallapop es una forma muy cómoda de colaborar con economía circular, evitar el despilfarro de recursos naturales y además recuperas algo de dinero.

También hay asociaciones como Emaus que recogen ropa, muebles y cualquier cosa para darle una segunda vida, con lo que además ayudas luchar contra la pobreza y la exclusión.

#3 Pide prestado antes de comprar

¿Sabías que un taladro se usa de media 12 minutos a lo largo toda su vida? Compartiéndolo ayudas a darle más uso y a que no sea necesario fabricar otro taladro para usarlo otros 12 minutos. Proyectos como Lendi App (en barcelona), Tienes Sal (Madrid, Barcelona y Valencia) o Flandr (toda España) fomentan este tipo de colaboración entre vecinos.

El compartir bienes entre compradores evita tener que comprar nuevos productos
Photo by chuttersnap on Unsplash

¿No crees que está muy chulo que entre tus vecinos poder compartir cosas de manera fácil sin necesidad de comprarlas? ¡A mi me parece super interesante!

#4 Compra artículos de segunda mano o reacondicionados

Cuando necesites algo, piensa si te puede servir de segunda mano o reacondicionado. Es una manera de alargar la vida útil de productos ya fabricados, ahorrar un dinero y colaborar con la economía circular.

Aquí te dejo unas empresas de venta de productos reacondicionados quizás menos conocidas que Wallapop.

  1. Blackmarket: electrónica reacondicionada
  2. Reketec: ordenadores reacondicionados.
  3. Percentil: ropa de segunda mano.
  4. Micolet: ropa de mujer de segunda mano.

#5 Cuando vayas a compra infórmate antes sobre la empresa y el producto

Hay cada vez más marcas con unos valores sociales, éticos y medioambientales muy interesantes. Aquí te dejo algunos ejemplos:

  1. Patagonia. Marca de ropa deportiva que te pide que no compres sus productos. Promueven el cuidado de la ropa, lavarla, arreglarla y reciclarla cuando ya no se pueda seguir utilizando.
  2. Fairphone. Teléfono móvil que es fácilmente reparable, garantiza que las materias primas son obtenidas de lugares sin conflicto y sin obsolescencia programada.
  3. Ecoalf. Realizan ropa con el plástico que obtienen de limpiar el mar.
  4. Ekomodo. Fundas, bolsas, carteras realizadas con material reciclado.
  5. Sello para identificar a aquellas organizaciones y personas que se han comprometido con la sostenibilidad: Innovación Sostenible Sin Obsolescencia Programada (ISSOP); si te lo encuentras es una garantía.
Sello issop innovación sostenible
Sello de ISSOP de la fundación Feniss

Documental «Comprar, tirar, comprar»

Y antes de terminar me gustaría dejarte por aquí el documental dirigido por Cosima Dannoritzer muy recomendable.

Conclusión

Como podrás identificar vivimos rodeados de obsolescencia programada y se requiere de la contribución de cada uno de nosotros para que las empresas dejen de realizar estas prácticas y se lleve a cabo un cambio de paradigma económico en el que no sea necesario tirar para vivir bien.

El mundo es suficientemente grande para para satisfacer las necesidades de todos, pero siempre será demasiado pequeño para la avaricia de algunos.

Mahatma Gandhi.

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Hagamos juntos que la información se expanda y cada vez seamos más las personas comprometidas con nuestra salud y la del planeta. Empezar por dejar de contribuir con la obsolescencia programada es un primer paso.

¡Feliz día!

Nacho Fernández

Foto de portada: Bernard Hermant.

Nacho Fernández

Nacho Fernández

Ingeniero de Telecomunicación, apasionado de la naturaleza. No entiendo la vida sin evolucionar y crecer. Desde 2019 he cambiado mi vida de oficina para ayudar a otras personas a vivir de una manera más sostenible desde el desarrollo personal. ¿Me acompañas?

2 Comentarios

  1. marta

    yo mi teléfono lo cambio sólo cuando se me rompe, la ropa me dura años pues no me gusta ir a la moda y la que no quiero mas la doy. con los electrodomésticos a veces te encuentras con la respuesta de que es mas barato comprar que reparar, voy a ver las webs que me has mandado. Gracias por todos tus consejos.

    Responder
    • Nacho Fernández

      ¡Si es que los que estáis aquí sois tremendos! Como me alegra saber que hay más personas como yo que dan prioridad al sentido común. Gracias por estar.

      ¡Un abrazo!

      Responder

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